Vivimos en una sociedad que nos dice constantemente que seamos personas auténticas y que seamos nosotres mismes. Sin embargo, hay más a esa oración. Nos dice que seamos personas auténticas y nosotres mismes hasta que esto les incomode. Siempre hay un límite. Y cuando cruzas ese límite, entonces hacen lo posible por ponerte de regreso en tu lugar, por limitarte, y por hacerte actuar como la sociedad espera que actúes. Esto lo podemos ver fácilmente en la manera que permitimos que ciertos grupos sociales se expresen o actúen de cierta manera, mientras que se lo negamos a otros. Un claro ejemplo existe dentro de la masculinidad toxica. Permitimos que una niña llore cuando pierde su juguete favorito e impedimos que un niño llore cuando su mascota muere. Les decimos a los hombres sean más empáticos y no les damos ni el permiso de tener compasión y empatía hacia ellos mismos. Nos asustamos cuando un hombre se derrumba en una situación difícil. Le quitamos puntos a su ¨masculinidad.¨
Inconscientemente sabemos que no es como la persona expresa sus emociones sino quien las expresa. ¿Quien está a salvo de expresar sus emociones y quién no? ¿A quien si se le validan sus emociones y a quien no? Como mencionado anteriormente, por diferentes estereotipos, a la mujer se le permite expresar su tristeza, mientras que se le impide manifestar su enojo. ¨Nadie te va querer tan enojada,¨ ¨sonríe,¨ ¨no exageres¨ se les dice constantemente, ignorando la cause de ese enojo. Roxanne Gay, menciona en su libro Not That Bad: ¨La sociedad tiene un lugar para los abusadores, la cárcel. Hay sistemas y procedimientos establecidos para manejarlos y rehabilitarlos. Algunas religiones exigen que los perdonemos, ¿pero a las mujeres enojadas? Ellas deben estar en silencio. Una mujer enojada tiene que defender las razones de su enojo ya que estas son examinadas, analizadas y debatidas. Debo demostrar que mi enojo es justificado y no solo porque un hombre toco a mi hermana una sola vez o porque mi salario es desigual, o porque mi vagina enojada me dejo muda cuando mis papas me obligaron a reconciliarme con el abusador de mi hermana.¨ Las mujeres enojadas son siempre las villanas, mientras que los hombres enojados son políticos apasionados, hombres revolucionarios.
Cabe mencionar que mientras más identidades marginadas tenga una persona, menos privilegio experimenta de poder expresar sus emociones. Esto es debido a el termino interseccionalidad creado por Kimberlé Crenshaw que se define como ¨el fenómeno por el cual cada individuo sufre opresión u ostenta privilegio en base a su pertenencia a múltiples categorías sociales.¨ Mientras que las personas blancas, cisgénero, y heterosexuales suelen ser vistas como vulnerables y valientes por expresar sus emociones, personas de grupos marginados como personas afrodescendientes, minorías étnicas, personas trans, personas con una discapacidad, para nombrar algunas, son vistas como enojonas y hostiles.¨ Ijeoma Oluo, una escritora nigeriana-americana comenta en su artículo White Lies: ¨Al principio me di cuenta de que no podía emocionarme con ciertas personas blancas porque lo veían como si yo me enojara. En el trabajo, me llevaban a las reuniones si necesitaban un poco de energía,
pero no me invitaban si pensaban que sería demasiado. La persona que sufre tiene que expresar su experiencia de una manera que los blancos acepten antes de que los blancos estén dispuestos a escuchar.¨
¨Como mujer trans, siempre siento que estoy tratando de hacerme más pequeña, más callada y tranquila. Si me emociono o tomo demasiado espacio porque un tema es importante para mí, a menudo me acusan de haber sido educada con privilegios masculinos¨ (Barker, 2019, p.161).
Como dice Alex Iantaffi en su libro ¨life isn´t binary¨: ¨Las personas cuyas identidades pertenecen a grupos marginados, no tienen el mismo derecho que otros para expresar sus emociones ya que al hacer esto, pueden poner su vida en riesgo. Por ello, se les espera que sean ¨racionales¨ en vez de ¨emocionales¨ en varias situaciones como cuando enfrentan opresión sistémica violenta. Esto se refleja en los juicios que aparecieron sobre las protestas de ¨black lives matter,¨ en las microagresiones que sufren los hombres negros, las mujeres trans y afrodescendientes en el trabajo mientras que se les espera que su reacción sea nula, entre muchas otras.
Para concluir, al impedir que una persona de cierto grupo social se exprese o actué de cierta manera, perpetuamos el racismo, el clasismo, la misoginia, la masculinidad tóxica, la homofobia, la transfobia, etc. Por lo tanto, es crucial estar conscientes de que alguna gente goza el privilegio de poder expresar sus emociones y que estas no solo sean validadas por otres en vez de cuestionadas, sino que también algunes no corremos el riesgo de ser violentados por ello. El objetivo de este texto es concientizar a las personas sobre la importancia de poder expresar las emociones sin que otres se sientan juzgados o amenazados, y así aumentar el bienestar social colectivo y reducir el riesgo de patologías, e incluso suicidios, que suceden a raíz de silenciar nuestras emociones.