Feminismo blanco o la ilusión de feminismo

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El feminismo blanco es una ideología que perpetua las relaciones de poder, bajo la ilusión de luchar por la igualdad de las mujeres. No es el feminismo en el que militan las mujeres blancas “de occidente”, si no actitudes, acciones cotidianas, valores ideológicos muy intrincados y hasta políticas públicas.

Se puede rastrear esta línea de pensamiento a lo largo de la historia del movimiento feminista, principalmente en Estados Unidos, pero la realidad es que hoy está en todos lados. El feminismo blanco es básicamente mujeres hijas del privilegio (¿cuál? el de pertenecer a las clases más altas del mundo “occidental”) identificadas con los ideales del feminismo, pero sin lucha contra los mecanismos del patriarcado. (Occidente está entre comillas, porque hay mucho que discutir la respecto. Por fines prácticos de este texto lo dejo así).

Toma prestado el lenguaje del imperialismo, esto pasa con frecuencia en los discursos feministas de la cuarta ola en donde pasan de manera consciente o inconsciente venas racistas, capitalistas y patriarcales como la idea del auto-empoderamiento, la famosa GirlBoss. Estas mujeres bajo la idea del éxito individual (generalmente profesional) habilitan la idea de que todes tenemos derechos, pero juegan bajo las reglas determinadas por el patriarcado. La primera regla es no es alterar los sistemas que oprimen a las mujeres sino triunfar dentro de ellos.

Podemos decir que es un tipo de racismo ignorado por la narrativa feminista dominante (que oh sorpresa, es el discurso feminista blanco “occidental”) es muy claro en el ejemplo de las ejecutivas/políticas/académicas “inteligentes“ que utilizan el feminismo como estrategia de marketing. Se han vuelto los avatares más visibles y actuales de este tipo de feminismo.

Esta rama cínica del movimiento feminista, comparte ambiciones coloniales. En White Feminism, la autora Koa Beck, cuenta las historias de resistencia que han sido borradas, como las mujeres nativas que lucharon contra el oleoducto Dakota Access Pipeline en Standing Rock o la de Sylvia Rivera la activista latina que formó parte de los disturbios de Stonewall de 1969 y luchó por los derechos trans.

En México sucede. Mujeres con privilegio que a través de los ideales feministas, toman posturas y se hacen prácticamente famosas como luchadoras sociales ignorando las luchas que existen desde hace centurias en nuestro país. Ignorando que para su éxito profesional, utilizaron la mano de obra de mujeres de color. Las luchas de las mujeres organizadas en México pueden o no identificarse con el feminismo, aún así ignorarlas al mismo tiempo que se “lucha por ellas”, eso, eso ahí es el feminismo blanco.

De cierta manera es la mujer que ha tenido privilegio dentro de su entorno y no escucha otras historias, pero también la que no aprovecha su privilegio para darles voz. Parecería que la idea de igualdad que pregonan se queda en un plano superficial y ellas están exentas de auto análisis.

En las feministas de este tipo hay una enorme carencia de diversificar el feminismo. Es la feminista que coloca en el inicio de la “cronología feminista” a Olympe de GougesMary Wollstonecraft y a las sufragistas pero desconoce a las mujeres esclavizadas que se rebelaron al sistema esclavista y a las mujeres indígenas que con sus cuerpas resistieron la colonización; es el feminismo que capitaliza la despenalización del aborto en mujeres cis y reniega de los cuerpos de les trans, lesbianas, bisexuales y personas no binaries que desde siempre ocupan espacios de lucha y resistencia.

Ese es el feminismo blanco, el que no puede pensarse la sororidad más allá del ser mujer como si nuestres cuerpes no atravesaran otras identidades. Es el feminismo que no tiene interés en admitir variables.