#NoMakeUp: El maquillaje no es la cuestión.

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¿De dónde viene la idea de que el maquillaje es una cosa femenina? De que la mujer “arreglada” y “elegante” es una mujer maquillada, de que las mujeres deben disimular o esconder sus “imperfecciones” bajo capas de pintura…

Sandra Lee Bartky escribió que “el imperativo de no descuidar nuestra apariencia sugiere que podemos descuidarla, que está en nuestro poder hacer que nos veamos mejor, no solo más ordenadas y limpias, sino más bonitas y más atractivas”. Lo que esto supone es que no nos vemos lo suficientemente bien, que la atención a los estándares ordinarios de higiene sería insuficiente, que algo anda mal con nosotras como somos. Aquí, las ‘insinuaciones de inferioridad’ son claras: no solo debemos seguir produciéndonos como cuerpos hermosos, sino que los cuerpos con los que tenemos que trabajar son deficientes para empezar.

Alicia Keys llevaba tiempo cuestionando todo lo que implicaba para su aspecto y su salud mental estar en el ojo público. Especialmente cuando consideraba salir sin maquillaje. ¿Y si alguien quería una foto? ¡¿Y si la subían?! Después de mucho tiempo de reflexiones se prometió a sí misma que abordaría las cosas de manera diferente con respecto a su imagen.

No sabía exactamente cómo lo haría, hasta que llego a una sesión de fotos para su entonces nuevo disco. Venía saliendo del gimnasio, de “cara lavada” y con el pelo cubierto en un pañuelo bajo una gorra de béisbol. La fotógrafa, Paola Kudacki, le dijo: “¡Tengo que tomar las fotos ahora! Así como estás”. Keys quedó en shock, y se puso nerviosa y un poco incómoda, pero Kudacki empezó a tomar las fotos.

“Es lo más fuerte, lo más empoderada, lo más libre y lo más honestamente hermosa que me he sentido”, dijo Keys tras ver las fotos. Se anunció el lanzamiento del sencillo In Common con una de estas imágenes y el #NoMakeUp. Fans de Alicia Keys la emularon subiendo sus propias selfies sin maquillaje con el hashtag, y así empezó el movimiento.

Ahora, como es usual en nuestros tiempos, la opinión pública tiende a polarizarse, y se convirtió en una pelea de bandos más: las simpatizantes del #NoMakeUp empezaron a atacar vorazmente a aquellas mujeres que sí usan maquillaje, y estas respondieron.

El “otro bando” defiende que si el maquillaje te hace sentir mejor y eleva tu autoestima, ¿qué tiene de malo? Además está el grupo que utiliza el maquillaje como un medium creativo y como una forma de expresión, que argumenta que va mucho más allá de encajar con cualquier estándar de belleza y que sirve más bien a propósitos personales y artísticos.

Ahora, muchas mujeres que han elegido renunciar totalmente a estas largas y caras rutinas de maquillaje, simplemente las han reemplazado por largas y caras rutinas de cuidado de la piel, tratamientos y procedimientos quirúrgicos—finalmente con el mismo propósito: cumplir con un estándar de belleza, buscar aprobación social y complacer el deseo patriarcal.

Entonces el tema no es el maquillaje; no está en si “está bien” o es más o menos “feminista” usar o no usar maquillaje, depilarte o no depilarte, preocuparte por tu apariencia o no preocuparte… El tema, como siempre, es la libertad. La libertad de cuidar de nuestra apariencia de la manera que nos haga sentir mejor a nosotras mismas, de la manera que queramos y que tengamos ganas. No de la forma comandada desde complacer a una pareja, a una sociedad o al estándar heteropatriarcal de belleza que nos han marcado con cautín en la cabeza. ¿O por qué en pleno siglo XXI el maquillaje todavía es un mástil de la feminidad?