¿Provida o antiaborto?

Share on twitter
Share on facebook
Share on whatsapp
Share on email

El miércoles 28 de julio, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, rechazó la iniciativa para despenalizar el aborto en el estado de Veracruz. Siendo un suceso tan grande, obviamente despertó el interés público y cautivó a todos los medios del país. Por todos lados se podía escuchar diferentes opiniones. Desde políticos, compañeros, padres de familia, activistas, adolescentes, providas y pro-eleccionistas (pro abortos). Fueron muchos los que hicieron ruido para que la corte escuchara al pueblo, y entre tanta conmoción, en vez de contribuir a los gritos, decidí observar. 

Me llamaron la atención, específicamente, los puntos del grupo, autonombrado, ‘provida’. No necesariamente por tener puntos de vistas más fuertes, o mejor investigados, sino por la naturaleza de su hipocresía. Verán, hablan a gritos sobre una creencia que dice defender la vida desde la concepción. Sin embargo, las voces más fuertes de este grupo también opinan que las diferentes medidas de educación, de salud y de adopción, no deberían de hacerse (el rechazo de la adopción homoparental, la reforma educativa y el pin parental en NL.

Su argumento principal para no abortar es la criminalización de la terminación de un embarazo. Plantean una pelea falsa, con un interés plastificado, a su conveniencia, para poder excusar el imponer sus opiniones y creencias personales en los cuerpos de otras personas (similar a como criticaron a las mujeres que abortaron por “imponer su decisión en la voluntad de un ser vivo”. Irónico, ¿no?). Desgarran los argumentos presentados, como viables opciones de prevención con la excusa de que desvirtuaron la idea de la familia original en el país, de que no debe el Estado adoctrinar a sus hijos, y que se les están imponiendo conceptos para los cuales están muy pequeños para entender. 

No puede alguien llamarse provida, cuando solo es, simple y sencillamente, antiaborto. No puedes rechazar las ideas y las soluciones para mejorar el sistema de salud, para reformar la educación en el país, o  las propuestas de proporcionar anticonceptivos de manera gratuita. No eres provida, si agradeces que un 30% de los adolescentes mexicanos no tienen acceso a anticonceptivos de acuerdo con el Fondo de Población de la Naciones Unidas; no eres provida, si el hecho de que la causa principal de muerte entre niñas y adolescentes este 2019, fueron embarazos. 

El aborto, no es un suceso que ocurre de un dia para otro, así como el evento de un embarazo no deseado, no siempre es un “desliz” por parte de una pareja sexualmente activa. A veces es un caso de violacion, de incesto, de falla de anticonceptivos. Y en todas y cada una de esas instancias, sigue siendo un embarazo no deseado, y cada mujer debe tener el derecho de decidir sobre su propio cuerpo. Sin embargo, un suceso que vi activamente en sus argumentos, fue la presentación de estos casos como si fuera la exclusiva razón por la cual alguien desearía terminar su embarazo. Dejando pasar por completo la realidad que existen un aproximado de 11,000 gestaciones en niñas de entre los 10 y 14 años, y que 34 niñas o adolescentes quedan embarazadas al día en México por causa violación. Adicionalmente un 21.5% de estos embarazos terminaron en muerte debido a que el cuerpo de la niña no estaba preparado para llevar a término el parto. Esas serían casi dos mil vidas que se pudieron haber salvado con una intervención. Esto solo reitera mi punto que sus argumentos priva de la libertad a estas niñas de seguir con su vidas. No defienden la vida, porque en ese caso, reconocerían que se la están arrebatando cruelmente. 

Estos autodenominados defensores de la vida, no se percataron en ver qué es lo que sucede en hogares en donde el hijo, ni en las situaciones minúsculas que ignoran en estadísticas, lo que sucede cuando un infante no es querido o un hogar en donde no se está  preparado para recibirlo. En donde no se cuenta con educación prenatal, curso psicoprofiláctico y un real deseo de convertirse en madre. El traer una vida a este mundo, sin proporcionar una mayor cantidad de posibilidades para su adopcion (adopcion homoparental), sin proporcionar ayuda financiera para las personas de escasos recursos, e  ignorar la creciente incapacidad del sistema para la proteccion infantil del país, solo refuerza mi argumento de que las personas provida, son solo antiaborto. 

Algo que también me llamó la atención, es el fervor con el que defienden la concepción de un embrión y su evolución a feto y luego a bebé. Sin embargo, pierden un total interés por su causa principal, cuando esta vida salió del vientre. Esa ardiente protección que tenían por la mujer y que protegiese su cuerpo junto con su embrión;  se acaba en el momento que este nace y ella ya no es capaz de cuidar a su hijo, emocionalmente, económicamente, o psicológicamente. Discuten con hipocresía chorreando de sus bocas al momento de defenderse. La vida no es algo para que solo se defiende desde su concepción a su nacimiento. es algo que se debe proteger y se tiene que cultivar tras su llegada al mundo hasta que esta deje de respirar.

 Deciden luchar por los bebés no nacidos, debido a que nadie los puede proteger pero después, se deslindan de responsabilidad al momento de hacer algo por aquellas personas que carecen de oportunidad hace que cause una incapacidad para cuidar de manera efectiva y apropiada a esa misma vida que tanto se esfuerzan por mantener en el vientre.

Los cuerpos de las mujeres no son simples objetos sobre los cuales se les pueden imponer ideales o creencias, y consecuentemente leyes y restricciones. No solo son un óvulo en espera de ser fecundado. Son personas que tienen autonomía sobre sus cuerpos y deberán de actuar en el mejor interés para su futuro. Sea el poder lleva a fin la gestación su embarazo o terminarlo. Es con base en lo que ellas mismas piensan que es mejor. El querer imponer voluntades ajenas en cuerpos que no pertenecen a nuestra persona, es arrebatarle la vida misma que están tratando de defender. Apropiándose de la voluntad y la decisión de millones de mujeres que ven el aborto como un recurso de libertad y de tiempo para llegar a la maternidad deseada, es, en esencia,  traicionar su supuesta misión de defender vidas. 

El ser mujer pro-elección, no es ser pro-aborto o anti-vida, es reconocer que la situación de todas es diferente. Porque venimos de lugares, privilegios y experiencias diferentes. Es tener un poco de empatía por aquellas personas, cuyas realidades no conocemos y simplemente no podemos imaginar. El darle el poder a otras de elegir su realidad, exceptuando la intervención de  creencias personales, es una manera de sororidad indirecta. Porque reconocemos que nuestra experiencia individual no es la grupal, y aunque pueda ser mayoritaria, todavía tenemos que cuidar a la minoría. Porque la vida no se creó para que solo una cierta fracción de las personas puedan disfrutarla. O por lo menos eso no es lo que el feminismo y los derechos humanos nos han enseñado.

 El ser provida es un trabajo más arduo que el solo oponerse al aborto, porque de lo contrario, uno se deslinda de ese termino y llega a ser simplemente antiaborto. Observando más que nada, el comportamiento de cientos de usuarios en redes sociales, llegue a concluir que es más acertado ese término. Porque considero inconcebible como uno puede oponerse al aborto, en nombre de la vida, pero lavarse las manos y desocuparse de ayudar a la vida cuando ya nació. 

por María Díaz Castañeda

IG @mariadiaz.mx
TW @mariadiazc_mx