Ha sido una semana complicada para mí, empezando por el Domingo pasado dónde nos dan la última oportunidad de no aplanar la curva, ver a mi papá poco ocupado de la situación el tiene 66 años y aún trabaja para mantener la casa, y yo una psicóloga de 25 años recién titulada sin empleo ni sueldo fijo, me abruma la idea de no poder hacer nada por ellos, respiro y recuerdo que es un día a la vez en esta situación. Pero la ansiedad me ha ganado, el viernes fui a ver a una atender a una paciente al consultorio y resulta que el traslado de casa al consultorio, fue un infierno, sentí que me seguían, que me veían, y vigilaban, la ciudad está tan sola que creí que iba a ocurrirme algo y no habría nadie que pudiera auxiliarme. Y recordé a aquellas a quienes las atacaron frente a cientos de personas y nadie hizo nada, imagina ahora las calles solas y Miles de mujeres que salen y necesitan trabajar.
Tome una taxi al terminar la sesión con la paciente y me reproche no poder seguir costeando mi terapia psicológica, hace casi un año que la dejé, me he sentido débil y poco profesional, regañándome por ser tan miedosa, y tan inconsciente por gastar lo poco que había ganado en un taxi.
Llegué a casa aún temblando del miedo, lloré un poco, y volví a la realidad.
Me ha costado mucho y me sigue costando, me he propuesto meditar y escribir por qué en tiempos de pandemia así como en las adicciones un día a la vez.