Mujeres, heterosexualidad y los falsos privilegios

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La heterosexualidad es un privilegio y se ha manifestado como la manera hegemónica de expresar la identidad sexual. De hecho, a través de diferentes esferas de pensamiento (religión, política, educación, entre otras), nos han querido convencer que ésta es la manera “natural” y legítima de relacionarse sexualmente con otras personas. No solo eso, sino que nos han repetido y reiterado de maneras muy poco pacíficas que el mundo siempre ha sido binario, que para todo Adán hay una Eva (hetero, cis, mono) y que cualquier persona que se salga de la norma deberá atenerse a las consecuencias. Vivimos  en un mundo de privilegios y el ser heterosexual es uno de ellos. ¿Pero quién realmente se privilegia de esto? Por el momento, solo los hombres cis (es decir, los hombres que se identifican con el género asignado al nacer), aquellos que imponen el estatus quo del cual no siempre están convencidos. 

El patriarcado siempre ha sido muy bueno para esconder todo aquello que oprime; pero dado que el feminismo, y sobre todo el feminismo queer-interseccional, ha tomado mucha relevancia en los últimos 30 años, poco a poco se ha ido revelando la verdadera tragedia que es la heterosexualidad. Millones de mujeres viven bajo la falsa promesa del privilegio de la heterosexualidad, mientras sufren de violencia psicológica, física, sexual, económica, patrimonial y digital por parte de sus parejas. De hecho, las mujeres heterosexuales muy probablemente sufren mucho mayor misoginia que aquellas que no se suscriben bajo esta identidad sexual. ¿Por qué? Fácil. En un mundo de roles de género definidos desde el nacimiento no existe una división de labores igualitaria. Las mujeres que trabajan tienen dobles o triples jornadas porque la distribución de las responsabilidades del hogar y crianza recae solo sobre ellas. La mujer que no “se encarga” de su casa, de sus hijes y “atiende” a su marido es digna de crítica, de discriminación y de acoso verbal. En este sentido, la mayoría de las mujeres queer o lesbianas se han liberado de este yugo y han retomando el control sobre sus cuerpos, decisiones y vida.

La tragedia de la heterosexualidad viene acompañada de la decadencia de la masculinidad tóxica, donde todo aquello que que tenga alguna similitud o esté relacionado con la delicadeza, la emotividad, o la sensibilidad se asocia con la debilidad y opresión. Hoy en día, encontramos hombres que han logrado deconstruirse,sobrepasar e incluso evolucionar el movimiento queer para establecer términos de igualdad dentro y fuera de la cama. Estos hombres cis y heterosexuales buscan regresar a los valores de las sociedades preagrícolas: en donde las reglas de convivencia y sexualidad no venían en empaques binarios ya que el concepto de propiedad era inexistente.

Tristemente, esta no es la realidad actual en la mayoría de los casos.  Es urgente que nos cuestionemos como sociedad cuál es la legitimidad del esquema heterosexual actual; ya que entre más lo normalizamos, más aceptable se vuelve la violencia de género. Las personas y activistas queer llevan décadas cuestionándolo, desmenuzándolo, manifestándose en contra de este concepto, y alzando la voz en cada oportunidad que han tenido. Entre más libertad busquemos como individuos, más importante es cuestionarnos estas “normas” heredadas, que dan forma al mundo que habitamos. La reflexión nos permite ser más libres, porque logramos decidir e incidir en los valores que aceptamos y propagamos. Es momento de evolucionar, de crecer, de emanciparse de todo aquello que fue impuesto o definido por alguien más que no fuiste tú. ¿Qué te hace pensar que la heterosexualidad es algo que siempre has querido? Es comprensible que pienses que es más fácil ser heteroseuxal, y si eres hombre, posiblemente sí lo es. Pero si eres mujer y estás leyendo esto: reflexiona si el ser heterosexual en el mundo actual sigue siendo un privilegio. Especialmente porque la mayoría de los hombres heterosexuales con los que convives no están deconstruidos y no se cuestionan los roles de género, el sexismo, la misoginia, ni sus propios privilegios, como posiblemente lo hagas tú.

La heterosexualidad es una de las grandes tragedias de la humanidad; no solo porque es una limitante tremenda para la exploración de la identidad sexual de las personas, sino sobre todo por lo que se esconde detrás de ella: violencia, misoginia, opresión, discriminación. Afortunadamente, podemos cambiar la sociedad en la que coexistimos y comenzar a introducir más el feminismo en nuestras vidas. Mi invitación es a que aprendan sobre feminismos lésbicos, queer, interseccionales y antiraciales. Estos movimientos promueven la independencia entre los seres, y la posibilidad de decidir sobre nuestras identidades, cuerpxs y vidas. Esta reflexión nos iniciará en el camino para resolver la problemática que ha creado el cisheteropatriarcado y empezar a evolucionar como humanidad, sin la necesidad de oprimirnos. Porque el feminismo y el movimiento queer es para todes, el machismo es solo para unos cuantos.